Por: Erika Hanshing, Bióloga marina, CRDP.
El borde costero ha ido desarrollándose a una alta tasa de crecimiento urbano, lo cual genera en diversas ocasiones, conflictos asociados a la preservación de áreas naturales como son los ecosistemas dunares.
Debemos tener en cuenta que el borde costero cumple un rol principal en los ecosistemas terrestres y marinos, los que se están viendo afectados por un creciente desarrollo inmobiliario, presencia de residuos, tránsito de vehículos, construcción de obras y actividades económicas. Esto, ha generado que actualmente nuestras dunas presenten erosión, fragmentación y pérdida de hábitat, contaminación por residuos, pérdida de biodiversidad, efectos de retención de arenas por obras, pérdida de economía local y una creciente pérdida de identidad de nuestro territorio.
Da la impresión que no estamos siendo conscientes del real daño que se ha realizado a nuestros ecosistemas dunares, por lo mismo es que urge un trabajo conjunto e integrado que sea continuo entre el sector público, académico, la sociedad y el sector privado.
Una de las grandes falencias en este tema, es la falta de información y educación pública que se ha entregado a la comunidad. Como datos relevantes, deberíamos todos saber que nuestras dunas son patrimonio natural de alto valor ecosistémico, social y económico, y representan el 5% de los 4.200 kilómetros de la costa de Chile. Otro dato importante es que la vegetación es un factor clave en la mantención de la duna, por lo mismo es que el cuidado de su flora y fauna son vitales. Además, las dunas cumplen una gran función actuando como barrera natural al amortiguar eventos de mayor magnitud de oleajes tales como tsunamis y marejadas.
Sin embargo, y aun cuando en estas zonas está prohibido el ingreso de vehículos motorizados, es común verlos transitar, generando impactos en el ecosistema dunar en relación a su morfología, biodiversidad asociada y estabilidad. Impactos similares también son provocados a través de la contaminación por residuos, construcciones bajo una deficiente planificación que integre estos sistemas naturales al crecimiento de las ciudades, entre otros.
¿Qué hacemos al respecto? Difundir a la comunidad la importancia de estos ecosistemas, sin dudas. Gran parte del daño que hoy presentan nuestras dunas son provocadas por el impacto antrópico. Por lo mismo, es urgente que exista un trabajo integrado que difunda, a través de módulos informativos que estén ubicados en lugares estratégicos con alta afluencia de público, que se realicen cierres perimetrales demostrativos de la vegetación dunar y difusión permanente a través de distintas plataformas como redes sociales y web.
Algunas medidas de mitigación que contribuirían a una recuperación de nuestros ecosistemas dunares, los que actualmente están en una amenaza constante, incluyen la definición de zonas dunarias para su protección, integración de estas zonas a instrumentos de planificación tales como planes reguladores comunales e intercomunales, fiscalizar y controlar el acceso de vehículos motorizados, ingreso de fauna doméstica, crear estacionamientos en sectores más alejados del borde costero, que exista prohibición de descargas de residuos en las dunas, y que se implemente una regularización y organización de las actividades de esparcimiento cercanos a estas zonas.